Señor Jesús;
Con este mismo ramo te acompañamos
hoy al recordarte entrando en Jerusalén.
Con nuestra presencia en el templo
dijimos que somos tus seguidores y
que tu eres el Rey de Reyes.
Ahora te pedimos que protejas a
nuestra familia de todo mal y nos
conviertas en testigos de tu
amor y tu paz, para que un día podamos
reinar contigo en la Jerusalén Celestial,
dónde vives y reinas por los
siglos de los siglos.
Amén.
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