martes, 17 de mayo de 2016

LA MUERTE NO SE SUPERA, SE ABRAZA!







¿Cómo superar la muerte de un ser querido?
¿Se puede superar su muerte?

La muerte no se supera, se abraza.




No en vano dicen que en está vida todo tiene solución menos la muerte.
Cuando muere un ser amamos profundamente sentimos el dolor que nos traspasa el alma y nuestro corazón se rompe en incontables pedacitos de frustración al perder para siempre a aquella persona tan especial que acariciaba nuestro ser con cada mirada.

¿Qué puede doler más?
¿Saber que jamás podremos volver a verle?.
¿Ese montón de palabras que siempre quisimos decir y no pudimos?
¿El hecho de que estamos aquí y ellos no?
¿Cómo pedirle al alma que no lloré por tantas ausencias?

Quisiéramos estar en paz, sabiendo que quién murió se marcho a un lugar mejor, en dónde se encuentra la paz y la armonía que todos buscamos... Pero en lugar de pensar así, estamos aquí sufriendo, pensando el dolor que sentimos y derramando lágrimas amargas que nunca pensamos derramar.




¡Cómo nos gustaría devolver el tiempo y hacer tantas cosas que podrían amilanar la tristeza y pesadez que hay en nuestro corazón.


¿Cómo frenar el oscuro vacío en el que caes cuando ves él lúgubre féretro?, ¿Cómo calmar al espíritu cuando tras ese frío vidrio ves a esa persona que tantas veces viste sonreír?. ¿Cómo borrar las esperanzas de creer que fue una equivocación cuando ves a tu familia llorando sobre ese inerte ataúd?.
¿Cómo no derrumbarse al tener que aceptar lo que tantas veces quisimos esquivar?

No hay palabras, ni consuelos que alcancen a darle luz a las oscuridades que te envuelven, ¿Por qué pensar que todo va a pasar? ¿Qué la política de está vida es dejar atrás incluso a quienes amamos y nos amaron tanto?. Los comentarios de quienes escuchas se vuelven tan superfluos, tan monótonos y faltos de sentido: ¿Que no entienden que el dolor de la muerte de un ser querido no es un hecho fácil de asimilar?.

Y llega aquella palabra que quisieras que no existiera:

LA RESIGNACIÓN

Pero ¿Qué es la resignación? ¿Recordar que hay cosas que no tenemos en nuestras manos y que simplemente debemos ir?
¿Acaso la resignación borra la tristeza? Hay tantos sentimientos encontrados, no nos imaginamos seguir respirando sin la presencia de la otra persona... Pero aunque no queramos, debemos empezar a resignarnos y a cargar con las responsabilidades de lo que hicimos o dejamos de hacer.

¿Pero saben una cosa? Hay algo que es verdad entre tantas palabras que escuchas: La persona que murió no quisiera que sufriéramos a causa de su partida. Ese ser nos amaba y el amor no es sufrimiento, ¿Acaso existe alguien que quiere ver sufrir a las persona que ama?

La muerte no es algo que se supere, es algo que se acepta. Quizá no encontremos la salida en mucho tiempo, quizá no superemos las ausencias en muchos meses...

Pero hay algo que ni siquiera la muerte rompe:  EL AMOR, y aunque ya no podamos ver a la otra persona, ni sentir su aroma, ni escuchar su voz, ni mirarle a los ojos, ni abrazarle físicamente, siempre podremos cerrar nuestros ojos para recordarle, para decirle desde nuestro corazón que le echamos de menos, que le amamos, que nos perdone, que nos abrace.

Y desde ahí es dónde nacen los verdaderos consuelos: desde la eternidad de un sentimiento y no desde lo efímero de una vida mortal. Abraza tu dolor, seguramente el tiempo, como gran maestro, te mostrará el camino a la sanación de tu alma, porque tu no eres un ser de años, eres un ser de eternidades.

Autor: Lluvia.








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